Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad: ¿un nuevo factor de riesgo para el desarrollo de demencia?

El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) se ha considerado históricamentecomo un trastorno de la niñez y la adolescencia. Sin embargo, en la actualidad se reconoce que en el 60% de los casos de TDAH diagnosticados durante las edades tempranas de la vida, los síntomas persistirán hasta la edad adulta.

En este sentido resulta llamativo que algunos de los síntomas cognitivos que caracterizan al TDAH (incapacidad para brindar atención sostenida o esfuerzo mental, problemas para la autorregulación del comportamiento, dificultad para planificar o realizar múltiples tareas, olvidos frecuentes) pueden ser muy similares a los síntomas del Deterioro Cognitivo Leve, particularmente en pacientes mayores de 50 años.

Además de la superposición de síntomas cognitivos, los adultos con TDAH y aquellos con DCL también pueden compartir una serie de síntomas psiquiátricos y conductuales, que incluyen trastornos del sueño, depresión y ansiedad.

Como resultado, ambos síndromes pueden ser difíciles de distinguir clínicamente en los pacientes adultos mayores, particularmente aquellos que acuden a clínicas de memoria con quejas de dificultad cognitiva y temen la aparición de un proceso neurodegenerativo (Callahan et al., 2017).

En ese sentido, durante los últimos años ha crecido el interés por comprender la relación existente entre el TDAH y el desarrollo de padecimientos neurodegenerativos, particularmente las demencias. Algunos resultados de investigaciones conducidas durante la última década sugieren un vínculo estrecho entre ambos padecimientos; incluso algunos expertos han llegado a sugerir que el TDAH podría constituir un factor de riesgo que incrementa la probabilidad de desarrollar alguna forma de demencia durante la adultez mayor.

TDAH y riesgo de demencia: ¿Existen evidencias?

Un estudio pionero donde se vincula al TDAH con un aumento en el riesgo de desarrollar demencia fue realizado por investigadores del Hospital Italiano Buenos Aires, en Argentina. En esta investigación, publicada en 2011 en la revista European Journal of Neurology, los autores estudiaron a 109 pacientes con demencia con cuerpos de Lewy, 251 pacientes con enfermedad de Alzheimer y a 149 participantes saludables (Golimstok et al., 2011).

En todos los participantes (los dos grupos de pacientes con demencia y los controles sanos) se exploró la presencia de síntomas de TDAH durante la edad adulta, comprobándose que en el grupo de pacientes con demencia con cuerpos de Lewy el 47.8% había presentado manifestaciones de TDAH en edades más tempranas. En el caso de los pacientes con enfermedad de Alzheimer, el 15.2% mostraba antecedentes de TDAH y en el grupo de pacientes saludables el 15.1%.

Según los autores del estudio, la asociación entre los síntomas del TDAH y la demencia con cuerpos de Lewy podría explicarse por una alteración compartida en algunos circuitos cerebrales, particularmente los que involucran a la dopamina. Además estos investigadores sugirieron que el TDAH y la demencia con cuerpos de Lewy podrían ser parte de un mismo proceso con manifestaciones particulares en distintas etapas de la vida.


En 2017 se publicó un nuevo estudio en la revista Journal of Attention Disorders donde se exploraba la asociación entre el TDAH y el riesgo de desarrollar demencia. Los autores de esta investigación estudiaron a 2700 participantes en total, de ellos 675 pacientes con TDAH y 2025 adultos saludables (Tzeng et al., 2017).

Los resultados de la investigación mostraron que de los 675 pacientes con TDAH que participaron en el estudio el 5.48% desarrolló algún tipo de demencia, en comparación con el 4.0% de los 2025 participantes saludables. En términos generales, estos resultados mostraron que los pacientes con TDAH tenían un riesgo 3.4 veces mayor de desarrollar demencia en comparación con los adultos saludables.

Un aspecto muy interesante de este resultado fue que el riesgo aportado por la presencia de TDAH fue estimado luego de controlar otras variables importantes como la edad, el ingreso económico mensual, el género y la presencia de otras enfermedades, como por ejemplo, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la historia de daño cerebral traumático y la hiperlipidemia.

Recordemos que todas estas variables constituyen factores de riesgo para el desarrollo de demencia y han sido tratadas por nosotros en artículos anteriores.

Recientemente, el interés por la relación entre el TDAH y el desarrollo de demencia ha sido avivado por la publicación reciente de un estudio conducido por investigadores adscritos al Instituto Karolinska y la Universidad de Örebro en Suecia. El estudio, publicado en Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association, exploró el vínculo entre el TDAH y el desarrollo de demencias desde una perspectiva intergeneracional, considerando como parte de la muestra de investigación personas con vínculos de consanguinidad (padres, abuelos, tíos y tías) (Zhang et al., 2021).

El estudio analizó a más de dos millones de personas nacidas en Suecia entre 1980 y 2001, de las cuales alrededor del 3.2% fueron diagnosticadas con TDAH. Utilizando registros nacionales, los investigadores vincularon a estas personas con más de cinco millones de parientes biológicos, incluidos padres, abuelos, tíos y tías, e investigaron hasta qué punto estos parientes desarrollaron demencia.

Los resultados mostraron que los padres y abuelos de personas con TDAH tenían un mayor riesgo de demencia que aquellos con hijos y nietos sin TDAH. De forma particular los investigadores encontraron que los padres de personas con TDAH tenían un 34% más de riesgo de demencia que los padres de personas sin TDAH. El riesgo de enfermedad de Alzheimer, el tipo más común de demencia, era un 55% más alto en los padres de personas con TDAH. Además, las personas con TDAH tenían más probabilidades de tener padres con demencia de inicio temprano que de inicio tardío.


De acuerdo con los propios autores «uno podría imaginar que existen variantes genéticas no descubiertas que contribuyen a ambos rasgos, o factores de riesgo ambientales en toda la familia, como el estatus socioeconómico, que pueden tener un impacto en la asociación», agregando que «otra posible explicación es que el TDAH aumenta el riesgo de problemas de salud física, lo que a su vez conduce a un mayor riesgo de demencia».

TDAH y riesgo de demencia: la complejidad radica en la similitud

A nuestro juicio la mayor complejidad a la hora de comprender la relación TDAH-demencia (incluyendo el DCL) radica en el gran número de similitudes presentes en ambos trastornos. Si repasamos la evidencia disponible comprobaremos que tanto el TDAH como las demencias comparten factores genéticos, neuroquímicos, cognitivos y psiquiátricos (Callahan et al., 2017)

Por ejemplo, existe una superposición sustancial de los síntomas cognitivos entre el TDAH y el DCL en los adultos mayores. Esta particularidad complejiza el diagnóstico diferencial entre ambos al compartir una serie de características psiquiátricas y conductuales clínicamente significativas.

Por ejemplo, los trastornos del sueño están presentes en el 70% de los adultos con TDAH y hasta en el 59% de los adultos con DCL. Por otra parte la depresión y la ansiedad se observan en el 44 y el 35% de los adultos con TDAH respectivamente, y en el 27 y el 14% de los adultos con DCL. Esta elevada prevalencia de trastornos del sueño, depresión y ansiedad constituyen factores de riesgo potenciales (y compartidos) que incrementan el riesgo de demencia.

Por otra parte el TDAH y las demencias comparten factores genéticos, tal es el caso del gen SORCS2. Se sabe que el gen SORCS2 está involucrado en el procesamiento de la proteína precursora amiloide (APP), que es una proteína involucrada en el crecimiento y la función neuronales. Uno de los productos de degradación de APP, la proteína β-amiloide, es una característica patológica de la enfermedad de Alzheimer (EA).

Por lo tanto, el gen SORCS2 podría constituir un factor de riesgo genético compartido para los síntomas del TDAH y la EA, al alterar tanto los procesos del neurodesarrollo (en la vida temprana) como la biología del β-amiloide (en la adultez mayor).

Otro ejemplo de similitud entre ambos padecimientos son las alteraciones neuroquímicas. En varios estudios genéticos y farmacológicos se ha comprobado que tanto el TDAH como las demencias comparten dificultades de regulación en los circuitos dopaminérgicos, noradrenérgicos y serotoninérgicos. Por ejemplo, se cree que los síntomas del TDAH y la demencia con cuerpos de Lewy se derivan de sustratos neurobiológicos comunes, muy probablemente de tipo hipo-dopaminérgico.

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RANY Insights

 

Complejidad...

Existe una superposición sustancial de los síntomas cognitivos entre el TDAH y el DCL en los adultos mayores, lo cual complejiza el diagnóstico diferencial entre ambos.

 

Prevención...

El manejo adecuado del TDAH no solamente es indispensable para potenciar la calidad de vida de estos pacientes, sino que además puediera contribuir significativamente a la prevención de las demencias en edades más avanzadas.



Estos hallazgos sugieren la existencia de factores comunes entre el TDAH y la demencia, aunque sin dudas necesitamos más estudios para comprender los mecanismos subyacentes. Por el momento, la evidencia apunta a que un manejo adecuado del TDAH, particularmente un diagnóstico temprano y el empleo de tratamientos oportunos, no solamente es indispensable para potenciar la calidad de vida de estos pacientes, sino que además puede contribuir significativamente a la prevención de las demencias.

Esperamos que el tema de hoy resultara de tu interés. Si te pareció interesante este contenido, o deseas que abordemos otros temas en nuestro blog, déjanos tus opiniones en la sección de comentarios.

İHasta el próximo lunes!

Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad: ¿un nuevo factor de riesgo para el desarrollo de demencia?
Yunier Broche-Pérez PhD 20 septiembre, 2021

Profesor de Neurociencias, Neuropsicología y Psicología Experimental. Mi investigación actual se centra en la neuropsicología positiva, la salud cognitiva y las enfermedades neurodegenerativas..
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