Hola. Comienza la semana y estamos de regreso.
En nuestro artículo anterior abordé el tema de la relación existente entre las dificultades auditivas y el aumento del riesgo de desarrollar demencia.
Hoy quiero compartir con ustedes sobre un tema igualmente importante: la relación existente entre la hipertensión y nuestra salud cognitiva y cerebral.
Por qué es tan importante esta relación?
Una mala salud cardiovascular y una mala salud cerebral van de la mano.
Comencemos por el principio: ¿Qué es la Hipertensión Arterial?
La Hipertensión Arterial (HA), también conocida como presión alta, es una enfermedad en la cual la presión de la sangre sobre las arterias se encuentra por encima del nivel recomendable. Esta condición se encuentra dentro de los denominadas «Enfermedades Crónicas Co-Transmisibles», lo que significa que es una enfermedad incurable que nos acompaña toda la vida.
Quizás en alguna ocasión has medido tu presión arterial. Pues bien, la lectura de la presión es medida en milímetros de mercurio (mm Hg). ¿Cuando te tomas la presión tu médico te dice dos valores, verdad? ¿Quizás 120/80?
Esos dos números hacen referencia a la presión sistólica (el valor más alto) y a la presión diastólica (el valor más bajo). El primer número indica la presión existente en las arterias cuando tu corazón late y el segundo número indica la presión en las arterias entre latidos.
De acuerdo con la Asociación Cardiológica Americana, cuando la presión sistólica y diastólica permanece por encima de 130/90 estamos en presencia de hipertensión arterial fase 1, mientras que una presión superior a 120/80 es considerada como una pre-hipertensión (o presión elevada normal). ¿Bastante sencillo verdad?
Entonces ¿Dónde está el problema?
Como dice el refrán, «no hay peor ciego que el que no quiere ver» y tampoco hay peor hipertenso que el que no sabe que lo es. Así es.
La hipertensión puede estar presente durante años sin que existan síntomas que nos alerten de su existencia.
La ecuación podría presentarse de esta manera: hipertenso + asintomático = desastre para la salud..
El resultado de la ecuación es especialmente cierto en el caso de la salud cerebral y cognitiva
¿Cómo afecta la Hipertensión Arterial a nuestros procesos cognitivos?
La hipertensión arterial que resulta más peligrosa para nuestra salud cerebral es la que desarrollamos entre los 45 y los 65 años de edad, especialmente si no tenemos síntomas que nos alerten de su presencia. El riesgo de desarrollar demencia para un hipertenso es casi el doble, y cuando agregamos otros factores de riesgo, como el hábito de fumar, el consumo excesivo de alcohol o el sedentarismo, la probabilidad se dispara.
De acuerdo con Costantino Iadecola y Rebecca F. Gottesman, investigadores de la Universidad Johns Hopkins en los Estados Unidos, los estudios han comprobado que, desde el punto de vista cognitivo, los procesos más afectados en las personas hipertensas son las funciones ejecutivas, la velocidad de procesamiento y la atención.
Las funciones ejecutivas son procesos cognitivos que nos permiten autorregular nuestro comportamiento, tomar decisiones y además inhibir respuestas automáticas. Esto significa que los pacientes hipertensos, sobre todo aquellos que tienen la enfermedad desde hace tiempo pero no lo saben, podrían manifestar un menor control de impulsos, más dificultades para organizar su comportamiento y, además, para tomar decisiones.
Adicionalmente, en las personas hipertensas se incrementa el riesgo de desarrollar Deterioro Cognitivo Leve, un patrón de deterioro que se caracteriza por dificultades en la memoria, el pensamiento, y que generalmente se considera un estadio que antecede a la demencia.
¿Y la presión baja?
La hipotensión, o presión arterial baja, también ha sido asociada con el riesgo de desarrollar demencia tipo Alzheimer y Demencia Vascular. Estos resultados han sido reportados, específicamente, por estudios donde se ha realizado un seguimiento a un mismo grupo de pacientes durante largos periodos de tiempo. En este sentido la evidencia indica que una presión muy baja, o muy alta, puede ser igualmente dañina para nuestro cerebro y nuestra cognición.
¿Qué factores de riesgo incrementan la vulnerabilidad para desarrollar hipertensión arterial?
Por otra parte existen varios factores de riesgo que podemos modificar, y por lo tanto, que se encuentran bajo nuestro control. Aquí se encuentran el sedentarismo, la obesidad, el hábito de fumar, el consumo excesivo de sal y de alcohol.
Además, también se ha comprobado una relación entre el desarrollo de la hipertensión y el estrés.
También existen alternativas farmacológicas que han demostrado efectividad en el manejo de la Hipertensión Arterial y que, por consiguiente, podrían reducir el riesgo de desarrollar demencia. Por ejemplo, en un estudio realizado durante dos años en Europa (denominado como Syst-Eur Trial) el uso de medicamentos antihipertensivos redujo la incidencia de demencia en un 50% en los participantes que recibieron la medicación, comparado con los que recibieron un placebo. Sin embargo, no todas las investigaciones en este campo han sido igualmente alentadoras.
Aunque todavía en este terreno queda mucho por conocer, las alternativas que implican modificaciones en el estilo de vida continúan siendo las más seguras y también las más beneficiosas. Comenzar por pequeños cambios podría ser el camino hacia grandes beneficios.
No lo olvide y conviértalo en una filosofía de vida: todo lo que es bueno para tu corazón también es bueno para tu cerebro.
Gracias por acompañarme. Recuerda que si te interesa algún tema específico solamente debes dejar la propuesta en la sección de comentarios.
¡Hasta pronto!