Muhammad Ali (o Cassius Clay) es considerado por la mayoría de los expertos como el boxeador de peso pesado más grande la historia. También fueron excepcionales boxeadores Bobby Chacon, Jerry Quarry, Mike Quarry, Jimmy Young, Wilfred Benitez, Emile Griffith, Willie Pep, Freddie Roach, Sugar Ray Robinson, Billy Conn, Joe Frazier, Fritzie Zivic, y Meldrick Taylor.
Pero, ¿qué tenían en común todos ellos además de una pasión desbordante por el pugilismo?
Todos desarrollaron alguna forma de trastorno neurodegenerativo. En el caso de Muhammad Ali, se le diagnosticó Parkinson a los 42 años de edad. Los demás, desarrollaron una variante de encefalopatía traumática crónica conocida como "Demencia Pugilística".
¿La causa más probable? La exposición sistemática a golpes en la cabeza.
¿Qué es el Daño Cerebral Traumático?
Cuando hablamos de Daño Cerebral Traumático (DCT) (o traumatismo craneoencefálico) hacemos referencia a las lesiones cerebrales que suelen ocurrir como resultado de un golpe o impacto violento en la cabeza o el cuerpo, como resultado de accidentes automovilísticos, caídas, heridas de bala, la práctica de deportes como el boxeo, entre otros factores.
Estas lesiones pueden clasificarse como “leves” si luego del impacto sobre el cráneo no hay fractura, sangramiento o se comprueba la inexistencia de una lesión cerebral. Si por el contrario se comprueba la presencia de alguna de las características anteriores entonces podríamos clasificar el DCT como “severo”.
Escala de Coma de Gasgow
Es una escala de aplicación neurológica que permite medir el nivel de conciencia de una persona y estimar la severidad de un traumatismo craneoencefálico.
¿Por qué es útil?
Es una escala fácil de usar, objetiva y rápida.
¿Son frecuentes los DCTs?
De acuerdo con el último Estudio Global sobre Discapacidad Neurológica(GBD 2016 Neurology Collaborators, 2019) el DCT ocupa el séptimo lugar global entre las alteraciones cerebrales que causan mayor cantidad de años de vida perdidos alrededor del mundo. En años recientes, el estudio del DCT ha llamado especialmente la atención por considerarse además un factor de riesgo para el desarrollo de otras enfermedades neurológicas.
Entre las enfermedades asociadas con el DCT podemos mencionar la Enfermedad de Parkinson, la demencia frontotemporal, la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y también la Enfermedad de Alzheimer (Mendez, 2017). Sobre esta última, recientemente se ha llamado la atención sobre la asociación existente entre el Daño Cerebral Traumático y el desarrollo de demencia a lo largo de la vida.
¿Qué relación existe entre el DCT y las demencias?
El reporte más reciente de la Comisión Lancet estimó que el 3% de todos los casos globales de demencia tienen como principal factor de riesgo la historia de DCT a lo largo de la vida (Livingston et al., 2020). Dicho de otro modo, la prevención del DCT durante la juventud y la adultez permitiría prevenir el 3% de todos los casos anuales diagnosticados con demencia alrededor del mundo.
El estudio más abarcador realizado hasta la fecha sobre la temática del DCT y su relación con la demencia fue conducido en Dinamarca (Fann et al., 2018). Entre 1999 y 2013 los autores de la investigación monitorearon a casi tres millones de personas mayores de 50 años, controlando cuáles de ellos desarrollaban demencia durante este periodo de tiempo.
Los resultado mostraron que las personas con historia de DCT tenían un riesgo 1.6 veces mayor de desarrollar demencia que quienes no tenían antecedentes de DCT. Adicionalmente, se comprobó que la presencia de lesiones cerebrales traumáticas incrementaban 4.6 veces el riesgo de desarrollar demencia en los siguientes 6 meses posteriores al trauma cerebral. De esta forma, experimentar golpes en la cabeza no solamente es un factor de riesgo para el desarrollo de demencia, sino también para la aparición temprana de este padecimiento (Fann et al., 2018).
de todas las demencias tienen como antecedente la historia de DCT
veces más riesgo de desarrollar demencia si al menos ha existido un DCT
veces más riesgo de desarrollar demencia en los 6 meses posteriores a un DCT
¿Quiénes tienen mayor riesgo de experimentar DCT?
La asociación entre el DCT y el desarrollo de demencias es mayor en algunas profesiones en comparación con otras. Por ejemplo, existen evidencias de que los militares y las personas que practican deportes con elevados niveles de contacto físico tienen mayor riesgo de desarrollar demencia en comparación con la población general (Winblad et al., 2019).
Tal es el caso de quienes practican boxeo, fútbol americano, hockey sobre hielo y algunas modalidades de artes marciales. En varios de estos deportes se ha observado, entre sus atletas, consecuencias cerebrales a largo plazo que han sido agrupadas bajo el término de Encefalopatía Traumática Crónica.
Quizás nuestros lectores estén familiarizados con la categoría “demencia pugilística”, la cual hace referencia de modo particular a las alteraciones cerebrales progresivas que se presentan en los boxeadores profesionales y que son el resultado de la exposición sistemática a golpes en la cabeza.
Cuanto mayor es el contacto físico, mayor es el riesgo de trauma
Algunos deportes son más riesgosos...
Fútbol americano, hockey sobre hielo, boxeo y algunas artes marciales
¿Qué mecanismos llevan a la neurodegeneración luego de DCT?
Aunque todavía no se conocen completamente los mecanismos a través de los cuales el DCT es causante de demencia, se han propuesto posibles mecanismos que explican esta relación (Graham & Sharp, 2019). Por ejemplo, las contusiones repetidas podrían constituir un factor desencadenante de la neurodegeneración, provocando la acumulación anormal de la proteína tau en las células del cerebro (fundamentalmente neuronas y células gliales).
La proteína tau normal forma parte de una estructura llamada microtúbulos. Una de las funciones de los microtúbulos es ayudar a transportar nutrientes y otras sustancias importantes de una parte de la célula nerviosa a otra.
Dicho de otro modo, los golpes frecuentes (o en su lugar un golpe contundente) provocaría cambios en la química del cerebro, haciendo que las moléculas de proteína tau se separen de los microtúbulos y se peguen entre sí. Finalmente, las moléculas de tau desprendidas formarían filamentos largos, también conocidos como ovillos neurofibrilares, que interrumpen la capacidad de las células cerebrales para comunicarse con otras células.
A modo de conclusión, queremos resaltar los aspectos más significativos descritos en la literatura científica contemporánea sobre la relación existente entre el DCT y el desarrollo de demencias.
En primer lugar, cuanto mayor es el trauma craneal experimentado, mayor es el riesgo posterior de desarrollar demencia.
En segundo lugar, los traumatismos leves pero sistemáticos aumentan el riesgo de encefalopatía traumática crónica, una neuropatología degenerativa.
Por último, la historia de DCT parece reducir el tiempo de aparición de varias enfermedades cerebrales, incluyendo la demencia, la enfermedad de Parkinson, entre otras.
Estas evidencias deben ser consideradas para la realización de acciones de prevención en los distintos niveles de atención sanitaria, en los escenarios educativos y también en todas las edades.
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