Sobrepeso, obesidad y riesgo de demencia

Obesidad y sobrepeso: la epidemia

El sobrepeso/obesidad es un problema de salud que ha alcanzado proporciones epidémicas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad en todo el mundo casi se ha triplicado desde 1975. En un informe publicado en 2016, se estimó que más de 1.900 millones de adultos, de 18 años o más, tenían sobrepeso y de ellos más de 650 millones eran obesos.

¿Cómo estimar la existencia de obesidad o sobrepeso?

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal que puede perjudicar la salud.  Una forma sencilla de estimar si nuestro peso corporal es adecuado o no es calculando el índice de masa corporal (IMC).

El IMC se define como el peso de una persona en kilogramos dividido por el cuadrado de su altura en metros (kg/m2). Si no eres bueno con las matemáticas puedes calcular tu IMC accediendo a este enlace.

De acuerdo con los parámetros de la OMS debemos considerar la existencia de sobrepeso cuando el IMC es mayor o igual a 25 y la obesidad cuando es mayor o igual a 30.

Obesidad, sobrepeso y salud

La obesidad afecta negativamente a nuestra salud y aumenta el riesgo de muchas enfermedades crónicas, como diabetes tipo 2, síndrome metabólico, hipertensión arterial, enfermedad de las arterias coronarias, enfermedad cardiovascular, osteoartritis, enfermedad renal crónica, cáncer, apnea del sueño, depresión y otros trastornos psiquiátricos (Monda et al., 2017).

Recientemente se ha comprobado que la obesidad también puede afectar la función cognitiva y que un índice de masa corporal alto (sobrepeso/obesidad), especialmente en la mediana edad, podría aumentar el riesgo de desarrollar demencia u otra forma de deterioro cognitivo más adelante en la vida.

¿De qué forma afecta la obesidad y el sobrepeso nuestro salud cognitiva?

Los mecanismos que relacionan la obesidad con el deterioro cognitivo y la demencia se han demostrado en varios estudios.

En los adultos de mediana edad, el volumen de grasa visceral ha sido relacionado con la atrofia cerebral global (Gustafson et al., 2004). Además, el aumento de la adiposidad se ha correlacionado con la atrofia de varias regiones del cerebro, incluido el hipocampo.

Recordemos que el hipocampo es una estructura cerebral fundamental para que nuestros recuerdos de corto plazo se almacenen en la memoria a largo plazo. También se ha comprobado que cuando recordamos, el hipocampo nos ayuda a traer al presente experiencias que tenemos almacenadas.

Por otra, parte, la obesidad aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y demencia a través de efectos vasculares, como aterosclerosis, disfunción endotelial, rigidez arterial y deterioro de la barrera hematoencefálica.

Obesidad, sobrepeso y demencia

El más reciente reporte de la Comisión Lancet considera que la obesidad es responsable del 1% del total de casos que son diagnosticados con demencia cada año. La obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo que incrementan la vulnerabilidad, de forma particular, en las personas con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años de edad (Livingston et al., 2020).

Los estudios realizados hasta la fecha han demostrado que una mayor apresencia de grasa corporal durante la adultez media (45-65 años), ya sea medida a través del IMC u obesidad central (otra medida para estimar el la cantidad de grasa corporal), se asocia con un mayor riesgo de demencia.


Dos estudios de seguimiento (el «Whitehall II Study» y el «Framingham Offspring Study (FOS)» , han demostrado que el sobrepeso/obesidad en la mediana edad (y hasta cierto punto el bajo peso) se asocia con puntuaciones más bajas en las pruebas de memoria, funciones ejecutivas y habilidades espaciales. En el caso particular del estudio «Whitehall II» se observó que la obesidad a los 50 años constituye un factor de riesgo para el desarrollo de demencia, pero no entre los 60 y 70 años.

Además, existen un estudio donde un IMC más alto se asoció con un mayor riesgo de demencia cuando se estimaba el peso 20 años antes del diagnóstico del padecimiento, mientras que la existencia de sobrepeso 10 años antes del diagnóstico no se asoció con el desarrollo de demencia (Kivimäki et al., 2018).

De igual forma, en el estudio longitudinal bautizado como «Origins of Variance in the Old-Old», que incluyó una gama más amplia de pruebas cognitivas, los valores más altos de IMC en la mediana edad se asociaron, 30 años más tarde, con un menor rendimiento en las pruebas de memoria episódica, memoria semántica, velocidad perceptiva, habilidades espaciales y verbales (Hassing et al., 2010).

En otras palabras, el sobrepeso durante la adultez media constituye un claro factor de riesgo para el desarrollo de demencia, mientras que presentar sobrepeso/obesidad luego de los 65 años no ha mostrado asociación con procesos neurodegenerativos.

En este sentido, la reducción del peso corporal en la mediana edad puede conducir a una mejor salud mediante el control de varios factores de riesgo metabólicos, mientras que la pérdida de peso en la vejez, así como una reducción de la masa muscular, pueden reflejar una enfermedad subyacente lo que indica una peor salud (Stewart et al., 2005).

Subir y bajar de peso con frecuencia también tiene sus riesgos

Durante los últimos años ha crecido la evidencia que indica que la variabilidad del peso corporal (VPC), una pérdida y recuperación repetidas de peso dentro de un período específico, es causa directa alteraciones metabólicas y puede ser un marcador de mala salud general.

En un estudio que recopiló los resultados de 25 investigaciones sobre este tema, se asoció la VPC con un aumento significativo del riesgo de mortalidad por todas las causas, incluyendo enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares (Zou et al., 2019).

Sin embargo se conoce muy poco sobre la asociación entre la variabilidad del peso corporal con la incidencia de demencia entre las personas mayores. El primer estudio realizado sobre este tema fue publicado en mayo de 2020 en la revista «Frontiers in Endocrinology», donde se estudiaron  19.987 participantes pertenecientes al  Servicio Nacional de Seguro de Salud de Corea, con una edad promedio de 73 años  (Roh et al., 2020).


Los autores estimaron la relación existente entre la variabilidad del peso corporal y el riesgo de demencia, incluida la demencia de Alzheimer y la demencia vascular. Los investigadores midieron el peso corporal de los participantes en tres momentos de su vida y controlaron un gran número de variables que también son factores de riesgo para el desarrollo de demencia (tabaquismo, consumo de alcohol, actividad física, diabetes, hipertensión, colesterol y presencia de enfermedad cerebrovascular).

De acuerdo con los investigadores, una elevada variabilidad del peso corporal en los ancianos se asoció significativamente con el riesgo de demencia tipo Alzheimer y vascular. Adicionalmente, una pérdida y recuperación repetidas de peso dentro de un período específico se asoció más con la incidencia de demencia en los participantes mayores de 75 años.

¿Qué puedemos hacer entonces?

Para disminuir nuestro peso corporal no existen atajos. La recomendación en este caso es sencilla: debemos movernos más y comer adecuadamente.

Sobre la primera sugerencia debemos señalar que en el caso de los adultos, practicar ejercicios físicos sistemáticamente no solamente es un excelente método para mantener un peso adecuado, además es una excelente forma de prevenir el deterioro cognitivo en la adultez mayor.

De hecho, la cantidad de ejercicio que se practica a los 36 años de edad permite predecir el funcionamiento de la memoria a los 43 y los 53 años. La relación en este caso es directa; las personas más activas durante la juventud y adultez tienen menos probabilidades de manifestar problemas de memoria cuando llegan a la adultez mayor (Randolph & Randolph, 2013).

Lo más llamativo acerca del efecto de los ejercicios físicos sobre la salud cerebral y cognitiva en los adultos es el hecho de que los resultados beneficiosos no tardan en aparecer:

  • Luego de 14 días de practicar regularmente ejercicios aeróbicos ya se puede comprobar una mejoría en la fluidez verbal, y una reducción en la actividad de la corteza prefrontal dorsolateral, lo cual ha sido interpretado como una mayor eficiencia para procesar información.

  • Luego de 6 semanas mejora nuestra capacidad para orientarnos y recordar direcciones.

  • Pasados 3 meses se constata un mayor flujo sanguíneo hacia el hipocampo, mejorando la memoria y el aprendizaje.

  • A los 4 meses se observa una mayor flexibilidad cognitiva y un mejor autocontrol.

En el caso de los adultos mayores, la práctica de ejercicios físicos debe abarcar los aeróbicos, los ejercicios de fuerza y también de flexibilidad:

  • Los aeróbicos deben realizarse al menos 5 días a la semana, con una duración entre 30 y 60 minutos.

  • Los ejercicios de fuerza se recomiendan al menos dos días semanalmente, realizando rutinas que abarquen la mayor cantidad de músculos, con al menos una serie de 10 a 15 repeticiones.

  • Los ejercicios de flexibilidad no son menos importantes. También deben realizarse al menos dos días a la semana, realizando movimientos que puedan sostenerse entre 30 y 60 segundos.

Estas recomendaciones se encuentran abaladas por el Colegio Americano de Medicina del Deporte , resultando en una mejora significativa de la salud física, mental y cerebral en quienes los implementen.

La práctica de ejercicio físico debe complementarse a con una adecuada planificación diaria de la alimentación, ajustando las comidas a tus necesidades reales.  Para conseguirlo existen varias alternativas, incluyendo aplicaciones para teléfonos móviles.

De manera particular te recomiendo utilizar PlaniFive , una aplicación que permite personalizar la alimentación  teniendo en cuenta tus necesidades calóricas, balance de proteínas, grasas, carbohidratos y fibra.

 
 

La aplicación utiliza además un asistente virtual que te ayudará  a cumplir los objetivos que te hayas propuesto, evaluará tu desempeño, le enviará recordatorios y te realizará sugerencias para que puedas diseñar un plan de comidas equilibrado.

Esperamos que el tema de hoy resultara de tu interés. Si te pareció interesante este contenido, o deseas que abordemos otros temas en nuestro blog, déjanos tus opiniones en la sección de comentarios.

İHasta el próximo lunes!


Sobrepeso, obesidad y riesgo de demencia
Yunier Broche-Pérez PhD 26 July, 2021

Profesor de Neurociencias, Neuropsicología y Psicología Experimental. Mi investigación actual se centra en la neuropsicología positiva, la salud cognitiva y las enfermedades neurodegenerativas..
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