Karla cumple hoy 40 años y ha decidido pasar el día compartiendo con su familia y amigos cercanos. Sin embargo, en medio de la celebración Karla deberá realizar una pausa para llevar a cabo un ritual que se ha convertido en parte de su vida cotidiana.
Sin que sus invitados se percaten de su ausencia, ella se retira a su habitación y busca entre sus artículos de uso personal una jeringuilla que llena con 10 mililitros de un líquido incoloro que está contenido dentro un bulbo de vidrio. Utilizando los dedos índice y pulgar de su mano izquierda, pellizca la piel bajo su ombligo y la desinfecta con un pequeño algodón empapado en alcohol.
Luego, con su mano derecha y precisión milimétrica, introduce la aguja en su cuerpo en un ángulo perfecto de 45 grados y lentamente presiona el émbolo para introducir la sustancia. Para terminar, retira la aguja y durante unos segundos coloca la yema de su dedo índice en el orificio que permanece abierto para evitar que el líquido salga y se arruine el proceso.
Karla repite este procedimiento dos veces al día desde hace 5 años, cuando su médico le diagnosticó diabetes mellitus.
Karla no es un caso aislado…
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 1980 el número de pacientes que vivía con diabetes mellitus era de 108 millones, cifra que para 2014 ya superaba los 400 millones de personas alrededor del mundo.
La OMS refiere que este padecimiento es la principal causa mundial de ceguera, fallo renal, ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares y amputación de los miembros inferiores. Solamente en 2019, la diabetes fue la causa directa de 1.5 millones de muertes y se considera que también fue responsable del 5% de todas las muertes prematuras ocurridas durante los primeros 15 años del siglo XXI.
Actualmente se reconoce que la diabetes es además un importante factor de riesgo para el desarrollo de demencia. En su último reporte de 2020, La Comisión Lancet apuntó que el 1% de todos los casos globales que se diagnostican anualmente con demencia están directamente relacionados con esta enfermedad (Livingston et al., 2020).
Dificultades cognitivas y diabetes: el primer eslabón de la cadena
Existen muchos estudios que han comprobado la relación existe entre la diabetes y la disfunción cognitiva. Sin embargo, esta relación no puede ser comprendida como algo simple, sino por el contrario, las manifestaciones y el pronóstico de la disfunción cognitiva asociada a la diabetes varían según el tipo de diabetes y la edad.
Por ejemplo, en los niños con Diabetes tipo 1 (DMt1), pueden haber cambios sutiles en el desarrollo cognitivo, particularmente en aquellos con un inicio de diabetes antes de los 7 años de edad. Los adultos con DMt1 también presentan dificultades sutiles en el rendimiento cognitivo cuando se comparan con personas de la misma edad, afectando particularmente la inteligencia, la eficiencia psicomotora y la flexibilidad cognitiva (Brands et al., 2005).
En los adultos con diabetes mellitus tipo 2 (DMt2), los déficits en el funcionamiento cognitivo se pueden dividir aproximadamente en tres etapas diferentes, según la gravedad: 1) deterioro cognitivas asociado a la diabetes, 2) Deterioro Cognitivo Leve (DCL) y 3) demencia (Koekkoek et al., 2015).
En las personas que presentan deterioro cognitivo asociado a la diabetes podemos encontrar cambios pequeños en la función cognitiva, que pueden dar lugar a quejas cognitivas (generalmente expresadas solo por el paciente), pero por lo general no afectan las actividades de la vida diaria (asearse, comer solo, vestirse, andar, etc.) ni interfieren con el autocontrol de la diabetes. Los cambios cognitivos sutiles pueden afectar a uno o varios dominios, incluida la velocidad de procesamiento, la función ejecutiva y la memoria.
Algunos autores sugieren que es probable que estas dificultades cognitivas comiencen en estadios prediabéticos y evolucionen muy lentamente en el transcurso de muchos años, a un ritmo que es hasta un 50% más rápido que la del envejecimiento cognitivo normal.
Deterioro cognitivo leve, demencia y diabetes
A diferencia de lo que ocurre en las personas que presentan deterioro cognitivo asociado a la diabetes (donde las dificultades cognitivas son sutiles y no impactan en las actividades de vida diaria) quienes presentan diabetes y además han sido diagnosticados con Deterioro Cognitivo Leve (DCL) pueden mostrar un patrón de disfunciones cognitivas mucho más serio. En principio, la presencia de diabetes es un factor que incrementa el riesgo de desarrollar DCL.
Existen investigaciones que han reportado en las personas con diabetes tienen casi el doble de probabilidades de desarrollar alguna forma de DCL si se compara con personas que no presentan la enfermedad (Luchsinger et al., 2007). Pero eso no es todo, quienes además de presentar DCL han sido también diagnosticados con diabetes presentan casi el doble de riesgo de desarrollar demencia en comparación con los pacientes que presentan DCL pero no son diabéticos.
En resumen, el riesgo de desarrollar DCL y demencia se duplica en las personas con diabetes, en comparación con quienes no presentan esta enfermedad crónica.
Por otra parte cuando se toman en cuenta el género, la presencia de diabetes no es un factor de riesgo que afecta a mujeres y hombres por igual. Por ejemplo, para la demencia vascular, el riesgo relativo se estima en 2,34 en las mujeres y 1,73 en los hombres, lo que se traduce en un 19% más de riesgo de desarrollar demencia vascular en mujeres con diabetes que en hombres (Chatterjee et al., 2016).
¿Cómo la diabetes afecta nuestro cerebro?
El mecanismo subyacente que pueden conducir al desarrollo de alteraciones cognitivas graves, como la demencia, en algunas personas con diabetes, todavía no se comprende completamente. Algunos de los posibles efectos negativos de la diabetes sobre el cerebro incluyen (Moheet et al., 2015):
Los sujetos con DMt1, en comparación con personas no diabéticos, han mostrado menor volumen de la materia gris cerebral, principalmente en las regiones del lóbulo temporal y el cerebelo. La menor densidad de materia gris se asoció con un control glucémico deficiente, una mayor frecuencia de episodios hipoglucémicos graves, la edad de aparición y la duración de la diabetes.
Se han comprobado además volúmenes reducidos de materia blanca en sujetos con DMt1 y esta pérdida de volumen se ha asociado con un rendimiento más bajo en las pruebas de atención, velocidad de procesamiento de la información y función ejecutiva.
En pacientes con DMt2 también se han observado volúmenes totales de materia gris y materia blanca más bajos en comparación con personas sin diabetes. Adicionalmente se ha comprobado en las personas con diabetes un volumen menor del hipocampo. Las regiones cerebrales con pérdida de materia gris incluyen los lóbulos temporales mediales, el cingulado anterior y la región frontal medial. Además se ha encontrado pérdida de materia blanca en las regiones frontal y temporal.
Utilizando imágenes de resonancia magnética de difusión, también se han reportado anomalías microestructurales y alteraciones en la red de materia blanca en personas con DMt2 en comparación con los controles. Estas anomalías se relacionaron con una disminución de la velocidad de procesamiento de la información.
RANY Insights
Género...
Las mujeres presentan un riesgo mayor que los hombres de desarrollar demencia vascular a causa de la diabetes
Impacto...
La diabetes disminuye el tamaño del hipocampo y los volúmenes de materia gris y blanca en nuestro cerebro.
¿Cómo prevenir el impacto negativo de la diabetes sobre la salud cognitiva?
Como hemos visto, la diabetes es un claro factor de riesgo para el desarrollo de demencia y Deterioro Cognitivo Leve. Sin embargo, una noticia poco alentadora es que el control intensivo de la diabetes no parece reducir este riesgo y que el mejor medio para disminuir su impacto negativo sobre nuestra salud cognitiva sigue siendo la prevención del padecimiento.
La buena noticia es que existen muchas acciones que pueden incorporarse a nuestro estilo de vida y que reducen significativamente el riesgo de desarrollar diabetes. A continuación compartimos algunas de ellas:
Beba alcohol con moderación: Beber alcohol puede producir que los niveles de azúcar en sangre disminuyan. Cuando usted bebe, su hígado trabaja para procesar el alcohol, lo que puede significar que está demasiado ocupado para realizar otra función importante: liberar el azúcar almacenado para casos de emergencia. Además, beber alcohol también es un factor de riesgo para el desarrollo de demencia.
Practique ejercicios regularmente: Realizar actividad física con regularidad puede ayudar a prevenir la diabetes. El ejercicio aumenta la sensibilidad a la insulina de sus células. De este modo, cuando hace ejercicio, se requiere menos insulina para mantener bajo control sus niveles de azúcar en sangre. Un estudio en personas con prediabetes encontró que el ejercicio de intensidad moderada aumentó la sensibilidad a la insulina en un 51% y el ejercicio de alta intensidad la aumentó en un 85% (Rynders et al., 2014).
Maneje adecuadamente el estrés: Existen evidencias que indican que el estrés incrementa el nivel de azúcar en la sangra. Encuentre actividades que le gusten y que le ayuden a relajarse. Intente dar un paseo, escuchar su música favorita o trabajar en actividades placenteras (Surwit et al., 1992).
Convierta el agua en su bebida principal y evite las bebidas azucaradas: El consumo de agua puede proporcionar beneficios. Algunos estudios han encontrado que un mayor consumo de agua puede conducir a un mejor control del azúcar en sangre y a una mejor respuesta a la insulina. Las bebidas endulzadas con azúcar tienden a ser altas en calorías y ofrecen poca nutrición. Y debido a que hacen que el azúcar en la sangre aumente rápidamente, es mejor evitar este tipo de bebidas si tiene diabetes (Carroll et al., 2016).
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Hasta pronto!